Cuando la metáfora es buena, se repite una y otra vez. La vida es el mar, o el río, un flujo, con turbulencias, con movimiento. Hay cambio, hay sorpresas, hay desafíos y hay calma. La calma es lo que busco, creo. Hasta que me hacen notar que no es la calma del río sino la calma en mi embarcación. Una tabla segura, bien clavada y que no se desarme con el primer remolino. Una tabla que me lleve por los rápidos con seguridad, que me permita ver los distintos paisajes y resolver los desafíos. Quizás con pocas dificultades, sería lo ideal. Para eso mejor un barco, pero por ahora tenemos una tabla.
Busco ayuda, para mejorarla, para convertirla en botecito. Unas paredes me vendrían bien. Unos asientos, un techo, algo de resguardo. Busco compañía, para atravesar este hermoso río y compartirlo. Vayamos en la misma barca, amarrá la tuya con la mía, y sigamos por los mismos brazos.
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