Un gatito se pasea por los techos de su casa. Mira hacia el horizonte y se maravilla. Los colores anaranjados ya no están. Fueron reemplazados por la gama de los violeta. Ese color intenso de noche.
Sopla el viento, suavemente mueve las hojas de los árboles alrededor. Un maullido a lo lejos lo invita a moverse, salir de ese estado y encarar con curiosidad, el camino del llamado.

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