Como un río viscoso, turbio y caudaloso. Rojo como la noche, rugoso, con migajas de alfajor. Fluye turbulento y sin dirección. Se esparce, se impregna, satura y percola. La Sociedad lo detiene, con una enorme presa, antigua, fuerte, casi indestructible. Obliga a la calma, al espejo, al precipitado, a la aceptación. Otro día será, el que rompa esos retenes y sea libre de verdad.
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