sábado, 28 de noviembre de 2020

Una batalla perdida

 

Ocultas, desde la cima, dos lunas observan a la araña pentápoda tomar la lapicera de aspecto inocente.

Cual jeringa, ella nota cómo se desangra sobre el poroso trozo de papel su espeso fluido negro.

El cuaderno se arruga de miedo al ver que lo tatúan sin preguntar.

La mano izquierda se encoge de dolor. Siente miles de llamas quemando la herida, fina y precisa.

¡Es una guerra! Aúllan los labios mientras corren las piernas hacia el alcohol.

Nada como un buen vino para adormecer las tropas luego de una lucha de escritura.

Calma la noche, los faroles se apagan mientras la mano, ajustada como momia, descansa sobre una trama amiga.


 

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